El proyecto STELLAR avanza en el desarrollo de nuevas soluciones que reducirán la resistencia y el consumo de combustible en aeronaves
Los aviones no son los únicos que surcan los cielos y, en esa convivencia, se enfrentan a obstáculos de la naturaleza a los que se deben adaptar. A medida que aumentan los desarrollos y la velocidad que pueden alcanzar las aeronaves, la industria aeronáutica sufre el problema del incremento de obstáculos que aumentan el coeficiente de resistencia: hablamos de insectos. La acumulación de estos en las alas de las aeronaves produce un efecto negativo en la distribución del aire, alterando el flujo laminar, con el correspondiente impacto directo en el consumo de combustible.
El proyecto STELLAR lleva meses trabajando en el objetivo de desarrollar soluciones de limpieza y nuevos recubrimientos anticontaminación eficientes y duraderos a partir del profundo conocimiento de las propiedades de los residuos de insectos y su interacción con la superficie.
CIDETEC Surface Engineering, socio del proyecto coordinado por el centro belga Materia Nova, está desarrollando soluciones de baja adherencia para mitigar la contaminación por insectos del fuselaje de la aeronave. La acumulación de restos de insectos en la superficie del borde de ataque de las alas está relacionada con la hemolinfa de estos, por lo que CIDETEC está trabajando en recubrimientos anticontaminantes basados en soluciones omnifóbicas que brindan altas propiedades de repelencia frente a este fluido.
Cuando se ha superado el ecuador de los tres años previstos para la consecución del proyecto, CIDETEC Surface Engineering tiene abiertas varias estrategias basadas en la modificación superficial mediante anclaje polimérico, nanopartículas funcionalizadas en una matriz polimérica y la tecnología ionogel. Estos recubrimientos omnifóbicos, gracias a su baja energía libre superficial y a sus excelentes capacidades deslizantes, conducen a superficies de baja adherencia resistentes a la contaminación por la hemolinfa de los insectos.
El proyecto, enmarcado en el programa CleanSky 2 que busca reducir las emisiones de CO2 y de los niveles de ruido producido por los aviones, cuenta con un presupuesto de casi dos millones de euros y se espera que finalice en octubre de 2023.